A principios de los noventa, en plena explosión de los salones recreativos, la mítica desarrolladora Toaplan lanzaba Snow Bros., un arcade simpático, directo y colorido que recordaba inevitablemente a clásicos como el Bubble Bobble de Taito. La premisa era tan sencilla como efectiva: convertir a los enemigos en bolas de nieve y lanzarlos para eliminarlos, todo en pantallas fijas y con cooperativo a dos jugadores disponible. Fue un éxito moderado en recreativas, especialmente en Japón, pero también llegó a occidente, y con el tiempo se convirtió en un pequeño juego de culto. Cuatro años después, en 1994, Toaplan lanzó Snow Bros. 2: With New Elves, una secuela bastante más rara de ver fuera de Japón y que nunca tuvo tanta repercusión como la primera parte.
Treinta años después, el pequeño estudio CRT Games -responsable del remake del primer juego en 2022- vuelve a la carga con SNOW BROS. 2 SPECIAL, una revisión moderna del arcade de 1994 que mantiene su esencia intacta, añade algunas novedades como nuevos niveles o multijugador para cuatro jugadores y juego online, y actualiza su aspecto gráfico. Pero una cosa queda clara desde el principio: esto es un producto para los nostálgicos, y solo los más entregados sabrán perdonarle ciertas taras.
La historia sigue siendo más bien testimonial, pero cumple su función: la princesa del reino ha sido secuestrada por Attsu, el Rey Magno y debemos atravesar decenas de niveles para rescatarla. Esta vez podremos elegir entre cuatro personajes distintos al comenzar -más otros que podremos ir desbloqueando-, Nick que vuelve del juego anterior -hemos perdido a Tom- y tres nuevas incorporaciones, Bobby, Roy y Richard, cada uno con un poder de ataque distinto aunque jugablemente todos se controlan de forma muy parecida. No hay desarrollo narrativo, giros ni diálogos; lo importante es avanzar pantalla a pantalla derribando enemigos y enfrentándonos a jefes que, en muchos casos, resultarán familiares para los veteranos del arcade.
Quien haya jugado al primero ya sabe lo que se va a encontrar aquí. Para empezar podremos elegir si jugar al remake o al juego original de arcade. Cada nivel es una pantalla fija en la que aparecen enemigos que debemos convertir en bolas de nieve u otro elemento para lanzarlas y acabar con ellos. Si logramos encadenar varios enemigos con una sola bola, obtendremos más puntuación y también ciertos ítems de mejora o letras de la palabra EXTRA con la que conseguir vidas adicionales. Al completar la pantalla, pasamos automáticamente a la siguiente. Cada pocas fases aparece un jefe, algunos de ellos bastante exigentes, especialmente si jugamos en solitario.
La novedad principal respecto al primer remake está en el número de personajes: aquí hay cuatro jugables y se permite el multijugador de hasta cuatro jugadores en local -y hay modos online, aunque algo limitados-. Además, los niveles nuevos, diseñados exclusivamente para esta edición, intentan variar un poco más las plataformas, los enemigos y los patrones, aunque la sensación general sigue siendo muy arcade, con una dificultad que se dispara en los últimos niveles y una repetitividad que puede hacerse cuesta arriba.
Ahora bien, jugar en solitario cambia bastante la experiencia. A pesar de contar con tres niveles de dificultad, algunas fases parecen pensadas directamente para ser superadas con dos o más jugadores, y eso puede derivar en una sensación de desventaja real para quienes prefieren ir por libre. No es que el juego sea imposible, pero sí más frustrante, ya que el ritmo se ralentiza y los errores se castigan con más dureza al no poder contar con el apoyo de otros personajes.
La respuesta del control es, en líneas generales, buena, pero arrastra cierta imprecición al lanzar ataques, especialmente cuando hay varios enemigos en pantalla. A menudo no aciertan en la dirección deseada, lo que puede resultar frustrante, sobre todo en los niveles más difíciles. Es un aspecto que ya estaba presente en el arcade original, sí, pero que en esta versión modernizada podría haberse afinado para mejorar la experiencia jugable y no creemos que hubiera hecho perder la esencia del original.
Además del modo principal, SNOW BROS. 2 SPECIAL incluye una serie de nuevos modos de juego que amplían ligeramente su propuesta. Tenemos, por ejemplo, el modo Contrarreloj, donde el objetivo es acabar cada fase lo más rápido posible. También está el modo Supervivencia, en el que debemos sobrevivir el mayor número de pantallas con una sola vida. Uno de los añadidos más interesantes es el modo Desafío Monstruoso, en el que podemos controlar a algunos de los enemigos del juego, cambiando por completo la forma de jugar. Es un extra divertido, aunque breve, pero se agradece porque sirve para romper un poco la rutina.
Otra novedad llamativa es el modo Carrera Celestial, un tipo de desafío vertical en el que debemos subir sin parar mientras esquivamos obstáculos y enemigos. No es revolucionario, pero añade algo de variedad a la fórmula. Aun con todo esto, el contenido puede quedarse algo corto para el jugador más habilidoso: la campaña principal se completa en apenas una o dos horas, y aunque los modos extra aportan algo de rejugabilidad, no tienen suficiente profundidad como para ofrecernos muchas más horas de juego. En este caso la responsabilidad de la rejugabilidad recae sobre el modo multijugador.
El apartado visual ha sido completamente redibujado. Se abandona el pixel-art original para dar paso a unos gráficos en alta definición de estilo cartoon, con personajes y escenarios coloridos y animaciones fluidas. El diseño artístico es simpático, aunque no especialmente memorable. Tenemos unas cuantas opciones gráficas como unos filtros de colores para la pantalla o la opción de simular scanlines, opciones algo escasas para lo visto en otros remakes. La música, por su parte, recupera las melodías originales con arreglos modernos, manteniendo ese tono alegre y pegadizo que caracteriza a la saga.
SNOW BROS. 2 SPECIAL es un título que apela directamente a la nostalgia y que, si bien ofrece una experiencia sólida y fiel al original, también muestra las limitaciones de un juego cuyo diseño responde a otra época. Se agradecen los modos adicionales, el soporte para cuatro jugadores y el esfuerzo por redibujar todo el apartado visual, pero al final la propuesta puede quedarse algo justa en contenido y profundidad para quienes no tengan un vínculo previo con la franquicia de Toaplan.
Para los fans del arcade original, es una forma más que digna de revivir una entrega que había sido difícil de jugar en su formato original -de forma legal-, y además cuenta con una versión física para Nintendo Switch de la manos de Clear River Games. Para el resto, quizá solo recomendable si su fórmula os llama poderosamente la atención con alguna oferta de por medio. SNOW BROS. 2 SPECIAL es un buen juego pero es hijo de otra época y a veces, los recuerdos del pasado están mejor acompañados de un buen filtro de cariño… y no de nieve pixelada.